martes, septiembre 28, 2010

Genealogía conjetural del kirchnerismo

El kirchnerismo es un fenómeno interesante en si mismo. Ha dominado la política argentina en los últimos 7 años, partiendo prácticamente de la nada, apalancándose inicialmente en el peronismo bonaerense y luego generando su propia y caótica lógica de poder.


Claramente es un monstruo difícil de asir. Tiene claros genes peronistas, que se expresan en su salvaje vocación de poder, su desprecio por las formas, y su orientación discursiva sobre la felicidad del pueblo. Comparten sus militantes con los peronistas de siempre ese irreflexivo culto al líder que los hace defender todas sus decisiones sin mediar un análisis de las mismas y sin verse confundidos por sus contradicciones. Lo sorprendente es que ese culto no es, como en el caso del peronismo, hacia una figura carismática sino hacia alguien que estaría ternado sin dudas entre los tres políticos con menos ángel de la historia argentina. Estos genes peronistas son expresados en ese espacio mayormente por Aníbal, que como buen peronista se sube a cualquier tren que lo deje cerca del poder y defiende, con la habilidad del sofista mejor entrenado, cosas en las que no cree.

También posee algo de la izquierda burguesa, aquella a la que no le da la cabeza como para ser marxista, ni tiene ganas de perder ningún privilegio real, pero que necesita creer que forma parte de algún tipo de epopeya. La mejor expresión de este gen es Mr Tweeterman, un progre millonario que intenta espantar vaya uno a saber qué culpas con su pasado. Este gen es la cara más visible del kirchnerismo, pero no debe perderse de vista que es básicamente un ropaje, un artilugio discursivo y una forma de diferenciarse.

Luego está el izquierdismo intelectual entrista, que intenta dar contenido al significante vacío que para ellos es el kirchnerismo. Una especie de versión envejecida y algo triste de la misma generación que fracasó en su entrismo en los 70s. Estos señores, demasiado cómodos como para dedicarse a laburar en serio, demasiado viejos como para bancarse una tribuna, demasiado blandos como para ponerle el cuerpo a la gestión política, se conforman con juntarse a tomar café y escribir documentos autocelebratorios con la efusividad con que Marx escribió su Manifiesto, pero con casi nada de su talento. El exponente más notorio de este grupo es el profesor de filosofía Forster. Este grupo le provee al kirchnerismo de ciertas estructuras discursivas en donde enmarcar el conjunto de sus decisiones. Asombrosamente, hay también un componente sensible, conformado por artistas de todo pelaje, conductores de radio y TV, y otros inimputables, maravillosos muchos de ellos en sus oficios pero completamente desorientados al momento de articular sus ideas. Carne de cañón fácilmente utilizable por cualquiera que sepa manejar las palancas de sus sensibilidades en el sentido correcto. En cierta forma, muchos de estos individuos son miembros de la elite burgués progre que acompaña al gobierno como parte de su terapia grupal....

Los dos genes anteriores le permiten al kirchnerismo contar con una troupe militante variopinta, que mezcla profesores universitarios ávidos de relevancia con piqueteros ávidos de subsidios, con miembros de la clase media cuarentona con jovencitos desnortados con ganas de escandalizar a sus padres. Ese mix es casi una garantía de derrota en toda lucha política en el mundo moderno, cosa que los K saben (especialemente Nestor), lo que los lleva siempre a terminar volcando su gobierno hacia la pata peronista.


Sería fácil decir que el kirchnerismo es una forma más del peronismo, una de sus tantas caretas con las que se viste para aferrarse al poder. En otras décadas esa careta sirvió para enamorar a las clases medias de derechas; hoy enamora a las de izquierdas. Pero a diferencia del peronismo tradicional, hay muy poco de carisma en las formas, muy poco de consenso y mucho de centralismo. Centralismo no a la manera de Perón, que dejaba hacer y después arbitraba, sino a la manera de los dictadorzuelos latinoamericanos o africanos de antaño, que concentran todo en ellos y su grupo cercano de familiares y amigos. Ese componente anacrónico de sus prácticas políticas los lleva a cometer errores y persistir en sus errores y a rodearse de gente cuya principal virtud es el silencio o la adulación. Desde la izquierda podría decirse que se trata de un bonapartismo, como Sebreli en su momento clasificó al peronismo original, cosa que tampoco es.

¿Qué tienen en común todos estos "genes" del kirchnerismo? Principalmente que se trata de grupos minoritarios, cuya única chance de estar cerca del poder es subirse al colectivo Kirchner y aferrarse al mismo aunque la mitad del pasaje y los conductores no sean de su agrado. Ese grupo adolece de la misma heterogeneidad de la que se acusa a la oposición, pero a diferencia de ella se disciplina ante un solo liderazgo. Obviamente esto no es poca cosa. Pero esta característica permite prever que poderosísimas fuerzas centrífugas dispersarán a este grupo cuando Kirchner pierda el poder. Pero mientras tanto ese grupo tenderá a abroquelarse en posiciones cada vez más rígidas y se volverán cada vez más susceptibles a la menor sospecha de traición o defección. Esta paranoia no hará más que potenciar la probabilidad de reaccionar por reflejos condicionados en lugar de a través de una reflexión meditada. Y eso no hará más que aumentar la tasa de errores, pasos en falso y justificaciones ex post.

martes, septiembre 14, 2010

Siga siga siga el baile

El dolce far niente es una tentación a la que ningún humano es ajeno. Eso lo saben bien los políticos populistas, que cuando ven que el amor de la gente les empieza a resultar esquivo decretan días de fiesta para tratar de recapturar ese aprecio perdido. Porque eso es el populismo, despistados lectores de Laclau: una práctica política que consiste en dar beneficios a la población no con el fin de mejorar su bienestar de largo plazo sino para satisfacer sus pulsiones e intereses de corto plazo, sin tener en cuenta el costo ese beneficio ni su impacto en el largo plazo.

Porque dar feriados adicionales tiene un costo y genera varios impactos. Estoy segurísimo que nuestro gobierno ha calculado detalladamente el impacto económico de los días adicionales de feriado que propone. Seguramente lo hizo en forma rigurosa y meditada, y atendiendo a una necesidad impostergable, porque menciona que esos feriados servirán para fomentar el miniturismo....ja ja ja, si no fueran tan antipáticos podrían armar una murga, porque la verdad, me causa gracia su torpeza.

Más seriamente, el lenguaje mismo del proyecto denota la tilinguería clasemedística de nuestros gobernantes: no me imagino que ningún pobre jornalero crea que es mejor no trabajar que trabajar (porque sólo trabajndo pueden mejorar sus ingresos); ni que el feriado lo vea como oportunidad para irse a la costa o a pescar surubí a Corrientes. La medida, obviamente, es un gesto populista orientado a intentar seducir a la clase media apelando a los elementos más básicos de la naturaleza humana. En la comunicación se disfraza la intencionalidad de la medida mediante apelaciones a beneficios al miniturismo (sin mencionar los costos del no trabajo), o a la recuperación de supuestas tradiciones populares (como el carnaval) o a vacuos y hasta peligrosos valores nacionalistas (como el feriado por la "soberanía nacional").

Y con respecto a los carnavales, me encanta el fenómeno de las murgas en su rol de sacar a los chicos de la calle a través de cierta forma de expresión artística. Pero el carnaval no son las murgas. El carnaval fue un feastejo popular, que incluía murgas, bailes y disfraces. Fenómeno que empezó a dejar de ser popular hace 50 años, cuando Cátulo cantaba lo de siga el baile. Aún en sus mejores momentos, su masividad era limitada y su punto fuerte eran los corsos y los recordados "bailes" de Carnaval, en clubes y sociedades de fomento. Pero la sociedad argentina cambió, y el cambio se llevó puesto al Carnaval. Los jóvenes dejaron de interesarse en ese festejo, disfrazarse dejó de ser desafiante y liberador y para bailar cualquier fecha daba lo mismo. La agonía del carnaval fue larga: recuerdo la triste imagen de los corsos barriales de los 70s, cuando pasear por el corso de algunos barrios de la mano de tus abuelos era más parecido a ser torturado en un túnel del tiempo decadente que una fiesta popular...

Pensar que se quiere forzar la vuelta de eso mediante un decreto me da un poquito de náuseas. Es forzar el regreso de algo que murió de muerte natural y cuya re-encarnación actual es un fenómeno marginal y muy distinto al del pasado. De hecho, el carnaval murió en prácticamente todo el mundo hace décadas, y los pocos carnavales que sobreviven se festejan en países de larguísima tradición y con un objetivo mayoritariamente turístico y comercial. Brasil, Cuba, Venecia o Potosí tienen carnavales multitudinarios y ancestrales, y los feriados en esos lugares simplemente reconocen esa tradición y esa popularidad, y explotan el atractivo turístico de los mismos (el caso potosino mantien mucho del fervor original, pero es la excepción). El carnaval en Argentina es popular en ciertas localidades del litoral (Corrientes, Gualeguaychú) y del noroeste; no estaría nada mal que las autoridades de esas localidades decretaran feriados locales si lo consideraran beneficioso. Pero no entiendo por qué Tandil, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata, Bahía Blanca, Tres Arroyos o Santa Rosa, por citar algunos ejemplos al azar deben tener un feriado por un fenómeno que allí no es ni masivo ni turísticamente interesante. Y con respecto a la Capital, el día que las murgas sean un fenómeno masivo, la gente va a pedir un feriado. Hoy por hoy son un reciclado marginal de una tradición inexistente, cuyo valor como expresión artística es limitado y cuya necesidad como vía de escape de la represión social y religiosa caducó hace décadas. Pero claro, nos gobierna gente que no se enteró que estamos en el siglo XXI.

jueves, septiembre 09, 2010

Los tiempos cambian

En 2007, el BCRA desarrolló sus jornadas monetarias y bancarias, y entre los invitados que expusieron estuvieron los Presidentes del Banco Central de Rusia, del Banco de Italia, del Banco de la Reserva de la India, del Banco de Holanda, del Banco de Finlandia, del Banco Central de Chile,un vicegobernador del Banco de España, el Director General del BIS, el Economista Jefe del Banco de la Reserva Federal de New York, el Presidente de JP Morgan Chase, Mario Blejer, Levi Yeyati, Heynman y Joseph Stiglitz, entre otros.

Un grupo heterogéneo, más heterodoxo que ortodoxo, pero equilibrado y muy senior.

Hace unos días se realizó la versión 2010 de las jornadas....
Los disertantes: Aldo Ferrer (cuya principal virtud a esta altura es ser el único defensor de la heterodoxia al uso nuestro justificado por razones de edad...los perros viejos no aprenden trucos nuevos!); un grupo de profesores de universidades de segundo nivel, aunque seguramente muy talentosos todos ellos; los presidentes de los bancos centrales de Bolivia, Perù y Mèxico; Bein, Curia, Nun y algunos extras como Forster, ese profesor de filosofìa que se hace llamar filósofo .

Sin juzgar la calidad de este panel, lo que está claro es que el sentido de las jornadas pasó de tener la posibilidad de discutir temas con gente de enorme experiencia y opiniones diversas, a ser un coro que canta loas al "modelo" o que, en el mejor de los casos, no cuestiona nada que no sea cosmético o secundario....

PEro capaz debatieron a fondo los estragos de la inflación o su seguro impacto de mediano plazo....juas!

miércoles, septiembre 08, 2010

El fútbol como metáfora

El fútbol como metáfora de un país lleno de potencialidades, pero gestionado horriblemente mal, lo que le hace perder oportunidades importantes sistemáticamente, pero que demuestra que con un poco de orden y un mínimo plan puede estar entre los mejores del mundo.

El fútbol como metáfora de un país ciclotímico, que pasa del amor a la improvisación a la devoción por el orden, de adorar a genios incomprendidos a detestarlos por perdedores, de desterrar a repatriar sin solución de continuidad, de "la nuestra" a "la de ellos", de "somo lo mejore" a "necesitamos más humildad".

El fútbol como metáfora de talento que debe triunfar afuera para poder ser admirado aquí.

El futbol como metáfora de cortoplacismo, de internismo, de camarillas en los pasillos del poder.

miércoles, septiembre 01, 2010

El Central en su laberinto

El Banco Central es el ente responsable por proteger el valor de nuestra moneda. Esta no es una función menor para los sufridos habitantes de nuestro país, dado que el Estado nos obliga por ley a usar la moneda de curso legal que ellos emiten....Si el BCRA no cumpliera con su función a instancias del Estado, sería como si alguien te obligara a comprar un bien y luego facilitara su depreciación. Para cualquier bien eso se conoce como estafa. En nuestro país, gracias al afán discursivo de nuestros gobernantes, eso es vendido casi casi como un acto de patriotismo...


Pero...¿por qué y cómo el BCRA protege o maneja el valor de la moneda?

Primero que nada, tiene el monopolio de la emisión de la misma. Mediante un acto administrativo, los encajes y un par de transacciones financieras puede mañana inundarnos de papelitos de colores o dejarnos sedientos de billetes. El acto administrativo es ordenar la impresión de los billetes. Los encajes fijan que porcentaje del dinero que es depositado en los bancos puede ser represtado por los mismos. Las transacciones financieras son sólo un poquito más complejas, pero vale la pena repasarlas.

Por un lado, el BCRA usa títulos conocidos como Letras (LEBAC) y Notas (NOBAC), que coloca en el mercado para retirar pesos del mismo, reduciendo con ello la liquidez. Estos papeles pagan un interés y son generalmente comprados por instituciones financieras, a cambio de parte de su liquidez excedente. Obviamente, ese dinero podría eventualmente haber sido prestado a personas o empresas, y al ser "retirado" ayuda a enfriar el crédito e indirectamente al sistema económico. Este impacto es, sin embargo, menos efectivo en países con baja penetración crediticia, como el nuestro, que en USA o la UE, pero no deja de ser importante como medio de controlar presiones inflacionarias. Pero no debemos olvidar que esta solución es de corto plazo ya que al vencer estos títulos, el BCRA devuelve el dinero al mercado.

El BCRA también opera en el mercado comprando o vendiendo títulos públicos a los bancos, y de esa forma inyectando o retirando liquidez de la plaza. En este sentido, opera como un miembro más del mercado de títulos públicos. Y finalmente, también opera los pases activos y pasivos, que implican compras o ventas de corto plazo de papeles del central a cambio de una tasa. Esa tasa fija el piso de las tasas activas y el techo de las tasas pasivas del mercado.

Finalmente, las transacciones màs conocidas del BCRA por el pùblico general es la compra venta de divisas. Cuando el BCRA compra las divisas de los exportadores inyecta pesos al mercado. Cuando vende divisas, retira pesos. La inyecciòn neta de pesos es aproximadamente similar al saldo de la balanza comercial. Por eso las balanzas comerciales positivas son o bien inflacionarias (si el tipo de cambio es fijo) o tienden a apreciar la moneda local (por exceso de oferta de dolares). En este último punto reside el tema más crucial que enfrenta el BCRA en los próximos meses.